Probablemente el cambio más notorio de temporada que experimentamos en la mayoría de las ciudades con climas extremos, es el cambio de invierno a primavera. Atrás quedan los días en donde debes salir a la calle con abrigo, bufanda y botines, y al fin el sol nos da la bienvenida y abraza nuestro cuerpo, preparándolo para climas más cálidos y días calurosos en donde lo más importante es dejar respirar la piel.
La primavera es una temporada donde el color es lo que vale, los tonos claros son tu mejor aliado y puedes animarte a usar todo tipo de estampados sin problema. Para hacer una transición suave entre el crudo invierno y la cálida temperatura de la primavera lo mejor que puedes hacer es confiar en las capas. Ya que la primavera es todavía una temporada un poco inesperada donde de repente habrá noches frescas, es importante que lleves a todos lados un layer como una capa o un sweater delicado.
Un ejemplo perfecto de un outfit transicional entre invierno y primavera es un vestido corto con una camisa denim anudada a la cintura y tu par de botines favorito.
Otro tipo de outfit excelente que puedes usar en esos días son las blusas y tops con turtleneck pero no de manga larga. De esta manera tu cuello y espalda estarán protegidas del viento pero tampoco te sentirás abrumada por el sol de mediodía.
Las capas y las prendas de longitud mediana serán tus mejores aliados, por lo que te recomendamos optar por los jeans cropped, pescadores, faldas y vestidos largo midi. Y cuando se trata de prendas exteriores, es momento de guardar tus abrigos y chamarras y optar por cazadoras y blazers que puedas combinar con pashminas y bufandas ligeras que te cubran del clima fresco sin añadir volumen a tu cuerpo.
Ahora que tienes algunos consejos sencillos de cómo hacer una transición sencilla y matizada entre el invierno y la primavera, estamos seguras de que tendrás en tu armario decenas de prendas para armar outfits de impacto sin dejar que el clima te ponga a sufrir.
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